La operación montada con el tema de los llamados a diputados de la oposición para que votaran el presupuesto o se ausentaran del recinto para facilitarle los números al FPV se sostiene únicamente en el hecho de que el dispositivo mediático sigue trabajando con la premisa de que sus lectores son mitad estúpidos y mitad hipócritas.
Un repaso por Clarín y La Nación deja al lector boquiabierto por el desprecio a niveles básicos de inteligencia que manifiestan estos diarios. En verdad se aprovechan del desconocimiento que muchas personas tienen del mundo de la política y del avanzado grado de hipocresía que otros demuestran al fingir que se asustan por "cómo se negocia". La Iglesia y las empresas viven haciendo lobby, llamando a diputados, amenazándolos. La propia Mesa de Enlace decía en su momento que los diputados que votaran a favor de la Resolución 125 no podrían volver a sus pueblos. Los curas usaron las misas para presionar a los legisladores de sus ciudades con la ley de Matrimonio Igualitario y así sucesivamente se pueden citar decenas de casos donde todos los estamentos de la sociedad y todas las corporaciones operan y presionan a los legisladores dentro del marco lógico de las pujas que se libran en la vida política y económica. Pero pareciera que el único que no lo puede hacer es el gobierno, pareciera que está prohibido que el gobierno converse con diputados buscando la aprobación del presupuesto.
La demonización del gobierno hace que todo se le achaque exclusivamente a él. Si una ley que lo favorece es aprobada seguro que es por una serie de maniobras cuasi delictivas desplegadas por el oficialismo, pero si lo perjudica es fruto del diálogo y el consenso, una bocanada de aire puro, democrático y republicano. Todos los sectores, incluida la oposición pueden negociar, salvo el gobierno. La oposición "dialoga" mientras que el oficialismo "presiona"; la oposición busca consensos mientras que el oficialismo corrompe y coopta. El relato de los medios se torna día a día increíble e irracional. Pareciera que no se han tomado el trabajo de analizar qué cambios se han operado en la sociedad y cómo han influido en ésta la irrupción de las redes sociales y de medios que desde hace tiempo vienen desplegando una guerra cultural contra la hegemonía de los grandes medios que, como se ha puesto de manifiesto últimamente, ya no tiene el poder de penetración que otrora se le atribuía. La sociedad va mutando, se reacomoda, cambia, pero todo esto no es tomado en cuenta por muchos medios que le siguen hablando a un público que ya no responde a las características de ese modelo anticuado que siguen manteniendo. La vigencia de la democracia por tantos años, por ejemplo, educa a mucha gente, le enseña que la negociación es parte inherente no sólo de la política sino de la especie humana. Entonces hoy el ciudadano sabe que se negocia en todos los órdenes y da por sentado que con más razón se lo haga en la función de gobierno, pero el dispositivo mediático le sigue hablando como si él desconociera la realidad tal como es, en un punto lo trata de imbécil y quizá por ahí vengan muchas de las acciones de despecho y bronca de buena parte de la ciudadanía que se siente agraviada por tanto destrato intelectual. Se lo pudo ver en las marchas de 678 que la gente estaba enojada básicamente por cómo los medios le mintieron durante años. El sentimiento común era de verse estafados. Se podía escuchar a gente grande diciendo "Cómo me engañaron durante treinta años".
No hay otro modo de explicar y de entender este momento político que vive el país. No hay forma de hacerlo si no observando que los grandes medios se han quedado atrás, encapsulados en formatos vetustos que no expresan a la sociedad del presente. Los ejemplos de un pueblo que se conmueve como pocas veces por la muerte de un líder, el reconocimiento masivo de que el kirchnerismo ha dejado al país mucho mejor de cómo lo encontró, las proyecciones electorales del oficialismo (Cuánto hace que La Nación y Clarín no publican encuestas) y por sobre todas las cosas, el desmadre del conglomerado opositor que estalla en mil pedazos se explica únicamente en el hecho de que el país es arrastrado por una fuerza política con un proyecto claro y una gestión eficiente que es corroborada en la diaria por el pueblo. Frente a esto, los cantos de sirena y las manipulaciones del espectro mediático-opositor caen en saco roto y sólo son recepcionadas en los convencidos, en aquellas fracciones politizadas y francamente enfrentadas en lo ideológico con el kirchnerismo. La gran diferencia de estos días la está haciendo el kirchnerismo con aquellos sectores de la sociedad que rompieron la barra de contención del qué dirán en el trabajo y en la familia. A partir de que mucha gente empezó a perder el miedo a ser señalado poco menos que como un leproso por reconocerle virtudes al gobierno, se terminó de venir abajo el relato mediático. Mientras las fuerzas de oposición siguen agrietándose y perdiendo adhesiones, todas las corrientes kirchneristas, dentro y fuera del peronismo, no hacen más que crecer y sumar militancia.
Está todo cada vez más claro.
El problema de la oposición ha sido abdicar de proyectos propios y quedar por ende condenadas a dar pasos tácticos sólo en función de la agenda de Clarín y La Nación. Tamaña irracionalidad está dando los resultados de estos días. El neoliberalismo vació a la gran mayoría de las fuerzas políticas, las secó, borró su disco rígido y les instaló un software maligno que las ató de pies y manos a los designios de las dos grandes empresas mediáticas.
No se sale indemne de tamaña operación.
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4 comentarios:
Si bien sus números han menguado, siguen quedando unos cuantos estúpidos por ahí.He tropezado con algunos en estos dias, escandalizados con la perversidad de este gobierno que intenta mancillar la pureza impoluta de los legisladores de la oposición
coincido con el otro comentario y aprovecho para felicitarte x el texto y las reflexiones che. Somos muchos los q nos sentimos identificados con lo q expresás. Leyéndote, y en lo q hace a como cada vez más gente se va sacando la benda de los ojos, recuerdo un párrafo de una columna de hace una semana y pico de Aliverti en página: "'Estoy azorada', decía el viernes una oyente radiofónica. 'Hasta el miércoles estábamos todos de acuerdo en que la inflación es un desastre, y en que ya no damos más con la inseguridad, y en que ... había que cuidarse hasta en el censo. Y resulta que ahora salen esta multitud y todos estos pibes a defender al Gobierno.' Ese mensaje, seguramente, es representativo de los tantos que acaban de descubrir que el país de Clarín & Cía. no es el único.
un abrazo che, y q siga bien. éxitos.
A mí me impresiona el mínimo coeficiente intelectual de la renovación generacional de la oposición: Morán, Hotton (no sé cómo se escribe) su partido se llama valores y de 10 palabras que usó cinco eran repetidas. Cómo pueden parlamentar si no tienen vocabulario, ni ideas que expresar. A semejantes ineptos sostenemos pagándoles sueldos?! Cuántos sapos hay ahí adentro? Más les convendría pasar desapercibidos.
Coincido con que el gobierno es el único al que no se le permite hacerlo, pero convengamos que también es el único que maneja inmensos fondos públicos, que en comparación con los valores que otros manejan, son infinitamente superiores. Por lo tanto no me parece una buena defensa decir que porque los otros lo hacen el gobierno debiera tener la misma posibilidad. Por eso, hay que ir por otro lado, e intentar dejar bien en claro ante la población, que lo que el gobierno hace ES legítimo, normal, aceptable y propio de la rosca política de todas las democracias.-
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