lunes, 12 de julio de 2010

Se acabó, Olga


Por sobre todas las cosas hay que mirar a Olga Guillot como inventora de un estilo que te puede gustar o no, pero seguro que no te va a pasar desapercibido, lo mismo que La Lupe, quién se hizo conocida en Cuba ganando un concurso de imitadoras de la gran Olga.

Políticamente repugnante, lo mismo que Celia Cruz, Bebo Valdés o Rolando Laserie. Tan repugnante y tan grande como ellos. Fue sin dudas la creadora de un estilo de teatralización del bolero que siempre estuvo al borde de la cursilería y en más de una ocasión se desbarrancó en una sumatoria de clichés patéticos, pero también tuvo la virtud de meterse las canciones bajo la piel para así lograr una comunicación muy potente con el público.

Han habido muchísimas cantantes mejores que Olga Guillot, qué duda cabe, pero ella fue única, única e irrepetible. Única e irrepetible por la pose, por el fraseo, por ser una de esas mujeres con una imagen poderosa como Lola Flores, verdaderas divas que ya estaban ahí como fabricantes de su arte.

Muchos creíamos de chicos que el bolero era propiedad de Tito Rodríguez y Olga Guillot, pensábamos que ellos habían inventado un tipo de canción que nos parecía música de viejos,hasta que los años y las canas nos fueron llevando a nosotros mismos por los callejones de la infidelidad, de las pasiones más frenéticas y los amores no correspondidos y así, un buen día, caímos en la cuenta de que estábamos viviendo lo que Olga nos cantaba desde la radio cuando eramos pequeñitos y que esas canciones de buenas a primeras estaban musicalizando nuestras propias peripecias sentimentales.

Ahí, recién ahí la comprendimos a Olga, y hasta dejamos de engancharnos con su conservadurismo político y sus clichés para reconocernos, al fin y al cabo, como unos más entre tantas vulgares personitas que pasan por el mundo tratando de llevarse bien con el amor.

Seguimos no obstante degustando cantantes muchísimo más finas y técnicas que ella, pero nunca logramos dejar pasar más de dos o tres tardecitas de sábado sin castigarnos con sus discos.

3 comentarios:

pais kaotiko dijo...

¿Puedo disentir en lo de "repugnante"?

Creo que si hay una palabra que define a la forma de gobierno de los Castro es RADICAL.
Entonces es lógico que esto genere posturas marcadas a favor y en contra.

Uno siempre ha estado más cerca de la revolución que de los disidentes de Miami, pero también hay que ver la realidad de esas gentes.

Muchos de ellos expulsados con lo puesto (recordar los marielitos), otros perseguidos por sus ideas o su forma de vivir (escritores, homosexuales)...
Que luego hayan sido manipulados por los intereses yankis y pro-yankis, es otro cantar.

Pero conozco mucho cubano disidente digno, y eso hace que me choque bastante lo de repugnante, sobre todo aplicado a los artistas.

Reconozco que algunos me provocan rechazo, sobre todo el matrimonio Estefan, pero creo que realmente lo hacen con la convicción de que pelan por la libertas de su pueblo, y eso me hace ser un poco contemplativo.

OMIX dijo...

"Ahí, recién ahí la comprendimos a Olga, y hasta dejamos de engancharnos con su conservadurismo político y sus clichés para reconocernos, al fin y al cabo, como unos más entre tantas vulgares personitas que pasan por el mundo tratando de llevarse bien con el amor."
Para enmarcar el párrafo este, tanta simplicidad, tan bien descrito, es muy populista.
Me gusta tanto que te lo robo y no cito fuente.

Gerardo Fernández dijo...

Lleve nomás, Omix, se agradece.

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