El Ornitorrinco no tiene descanso

En el 4to Congreso del Pensamiento Nacional que se desarrolló en Tandil, Lucas planteó el tema del ornitorrinco, el bicho raro, para definir al kirchnerista que molesta y jode cuando aparece. Lo hizo con su habitual gracia, esa condición que tiene este querido amigo para matizar con humor y desenfado el descerrajamiento de ideas densas y no siempre gratificantes.

Quiero ligar esta teoría del ornitorrinco a la insistente -y loable - campaña de divulgación de la ruptura de la espiral del silencio que viene desplegando Artemio porque me parece que ahí tenemos un rico jugo para nuestras neuronas.

Ese bicho raro del que nos habla Lucas estaba callado, hablar le costaba muchos sinsabores. La mayoría de quienes apoyamos al gobierno, por no decir todos, hemos atravesado una suerte de desierto del silencio obligado, teniéndonos que morfar respuestas o fundamentaciones para no joder, para no molestar, para no romper esa armonía gorilona, clasemediera y teenetizada. Es más, en mi caso me había propuesto dejar de intercambiar ideas sobre la realidad política en las reuniones familiares porque había comprobado que no servía absolutamente para nada, salvo para malquistarse con algún cuñado o sobrino.

Pero el sábado, así como por un descuido, de buenas a primeras me vi disfrazado nuevamente de ornitorrinco y volví a sentir la incomodidad de ser el "raro", el complicado, el distinto. De buenas a primeras empecé a escuchar que Victor Hugo se dio vuelta por la guita que le pusieron y que el problema del país somos todos los argentinos, sin excepción, que no tenemos candidatos de lujo como Brasil para presidente, etc, con lo que me puse a pensar que es muy probable que de ahora en más entremos a padecer el recrudecimiento de esa cantinela que nos quiere comparar con Brasil, que levanta a cualquier argentino que esté en el exterior (Bielsa) siendo que cuando estaba acá era puteado como uno más, y cosas por el estilo. Quizá la idea sea instalar que sólo un país de cuarta, con un pueblo de cuarta puede tener presidentes como Cristina y Néstor Kirchner. No se repara en procesos históricos, en la conformación de las clases dirigentes argentinas, no se estudia qué nos diferencia de Brasil en cuando a una clase burguesa, etc. No importa que la concepción oligárquica de buena parte de los sectores dominantes fue letal para las posibilidades de concretar un desarrollo industrial que como el de Brasil fuera sustentable y posibilitara en crecimiento como el del país hermano. Lo que importaría instalar en la etapa es que somos un pueblo de nabos que por eso nos merecemos los gobiernos que tenemos.

Si Lula va nada menos que a Irán a desplegar una política internacional autónoma es un estadista de aquellos, pero si nuestra presidenta polemiza con los ingleses con un muy alto nivel por nuestros territorios, el principal diario argentino titula "Cruce de Cristina con Londres", a ver, no es la presidenta de todos "y todas" las argentinas, no, es "Cristina", es "esa" que está ahí...

Es peligrosa toda esta argumentación, entre otras cosas porque vende mucho y prende en personas inteligentes pero con escasa formación política y pocos años. Cualquier comparación que hoy se haga con Brasil descontextualizada sirve para que con absoluta facilidad se concluya que en realidad la culpa de todo la tenemos estos 40 millones de pelotudos que somos los argentinos.

Entonces ahora, el ornitorrinco no tiene ya que joder defendiendo la ley de medios o la AUH, el bicho raro raro ahora tiene que salir a librar batallas en otras arenas. El problema ya casi no es la oposición, el problema es que Kirchner puede ganar porque está comprándose todo y porque es muy probable que un 41 % de boludos lo vote y el 59 % restante de los otros boludos no logre confluir en una fórmula que supere los 30 puntos, como para acceder a un ballotage ganador puesto que según las malas lenguas Kirchner al día de hoy estaría perdiendo un ballotage con cualquiera.

El problema a futuro, si gana en primera vuelta, estará determinado por el escaso nivel de legitimidad de ese 41 %, pero esto es para otro debate (siempre me pareció muy poco serio esa cláusula que arreglaron peronistas y radicales en 1994)

No sentí la soledad de hielo de otrora, incluso mi mujer no me empezó a mirar como diciendo "es el cumpleaños de tu hija, no se lo arruines, mi vida" (¿Porqué siempre las esposas nos dicen que tenemos razón pero que no es el momento de dar esa discusión?) pero sí percibí que los ejes van mutando y que debemos empezar a prepararnos para otros debates.

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