Seguir o caer

A veces las cosas son más sencillas que lo que se pretende. A veces la jugada más útil es la más obvia, la que se ve al golpe de vista. A veces la gambeta retrasa y complica un ataque que se puede resolver con una pelota puesta al vacío.
El eje que inexorablemente atravesará a la sociedad argentina en esta semana está a la vista de todo el mundo y es comprensible para el empresario y el obrero, para el ama de casa y la secretaria ejecutiva, para el rico preso en su abundancia y el pobre libre en la miseria.
Todos por igual sabiendo de qué se trata y por única vez sabiendo también todos que una persona es un voto (cosa subversiva si las hay ¿no?)
Todos sabemos que de lo que se trata es seguir reconstruyendo el Estado y profundizando de una buena vez por todas las medidas redistributivas (media pila, Cristina, vamos ahí…) o de volver a Sourrouille y Cavallo.
Cierto que hay una gama de matices que incluso a veces pueden entorpecer la visión óptima del dilema electoral del domingo que viene, pero la cuestión pasa por ahí.
La respuesta desde el lado del gobierno a la encrucijada de fondo es que si el kirchnerismo tiene pretensiones de sobrevivir deberá inexorablemente profundizar su política social. Sólo así podrá oxigenarse, sólo así podrá beber la sabia buena del pueblo trabajador, sólo así podrá robustecerse y poner pueblo en la calle para bancar medidas que para llegar a los de abajo inexorablemente joderán a los de arriba. La manta es corta y nunca alcanza, aunque la derecha le quiera hacer creer a los incautos que se estira.

Cuando Macri y De Narváez vocalizan su voluntad reprivatizadota se sitúan con nitidez en el lugar correcto, es su lugar, en su espacio noventista. Ellos son eso y así lo plantean, para despejar dudas y ponerle una dosis fuerte de ideología a la polarización bonaerense. Lo dicen justo ahora no por falta de tacto. Lo dicen ahora porque están disputando una franja de votantes radicales tipo, de esos con buen pasar económico que como tales, les gusta pero les arde; quieren ver hocicar a Kirchner pero no se animan a no votarla a Margot.

La respuesta del oficialismo de cara a las elecciones será tribunera y todos la emprenderemos con todo un repertorio de chicanas y ejemplos que le dejen la cabeza “así” a los liberalitos que osen corrernos con ese discursete menemista. Pero después del 28 esa respuesta tendrá que empezar a verse en acciones, porque ya el cantito de los cuatro millones de nuevos empleos y las jubilaciones se extingue como instrumento de peso para seguir dando batalla.

La opción es seguir con las transformaciones o retroceder. “Seguir” ¿Me explico? “Seguir” quiere decir hacer más, continuar, no estancarse, no enfriarse…
“Seguir” implica necesariamente profundizar el rumbo en medidas concretas y también ponerse a discutir cómo viene el 2011 y qué se hace en lo referido al armado político para, por caso, empezar a darle algún nivel de organicidad al espacio Nacional y Popular.

La idea que intento tirar para el debate es que no podemos parar.
No sólo no hay espacio para parar, sino que no hay ganas de hacerlo



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