lunes, 16 de diciembre de 2013

En busca del Ceo...



Antes de las elecciones la consigna de la oposición más radicalizada era “O cambia o se va”, ahora, a caballito de los reclamos de los estatales de todas las provincias, vuelven a las andadas un ramillete de sectores y dirigentes que coinciden en algo: el deseo de que todo se pudra. Por ahí anduvo Eduardo Duhalde, autotitulado “piloto de tormentas”, proponiendo desde el diario La Nacion a Roberto lavagna como ministro de economía, que desde Infobae declinó la oferta…

Ahí anda también Hugo Moyano cual molusco parduzco en el poema sinfónico “Teresa y el oso” de Les Luthiers (He perdido mi caparazón ¿no lo vieron?) echando kerosene en cada chispa a ver qué pasa…

Estamos ante una ofensiva donde se combina el interés legítimo de los trabajadores por ampliar su participación en el reparto de la torta con un juego estratégico de ciertos sectores que están al acecho para aumentar su tajada, porque lo que hay que decir es que siempre que las variables se desbocaron los que salieron ganando jamás fueron los trabajadores y las clases populares sino las minorías poderosas y los grupos económicos. Siempre luego de las grandes crisis, cuando se dispersaron las humaredas, nos encontramos que así como quien no quiere la cosa, así como al descuido, las grandes corporaciones y los sectores minoritarios que detentan el poder económico fueron los que se llevaron la mejor parte y aumentaron sus ganancias y su poder de influencia para seguir condicionando a sucesivos gobiernos.

Contrariamente al imaginario de cierto catastrofismo infantilista, el caos siempre es funcional a los grupos económicos. Entenderlo será un gran paso adelante para los trabajadores y los sectores populares. Esto no significa dejar de reclamar ni mucho menos, sino evitar caer en la trampa.

2 comentarios:

oti dijo...

Muy buen post.

El asunto teórico de fondo es que las clases dominantes son clases globales (no-nacionales).

Y en las circunstancias globales actuales (signadas por una crisis de desintegración global), a esas clases dominantes se le hace muy difícil encontrar un candidato creíble, puesto que no tienen un programa neoliberal practicable.

Ante una situación en la que las clases dominantes (globales) no disponen de alternativas para gobernar en una localidad en particular, juegan el juego de desestabilizar a los que sí intentan gobernar con alternativas (nacionales, no-globales).

HUINCA dijo...

Más o menos eso, un poco más allá (disculpe el atrevimiento)

http://huincanoalineados.blogspot.com.ar/2013/12/contra-los-acuerdos-de-precios.html

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