sábado, 24 de diciembre de 2011

El Big Bang de la comunicación argentina no sucedió en 2003


Para entender la lógica del discurso que anuncia una embestida kirchnerista contra la “libertad de prensa” es preciso descubrir el punto de apoyo de toda la construcción semántica de Clarín y La Nacion. Para estas empresas, el estado de libertad natural es el que dejó la década del 90. En su relato, ahí estaban funcionando en plenitud todas las garantías habidas y por haber, entonces es fácil deducir que cualquier intento de modificar algún aspecto de ese estado de libertad natural sea comunicado como cercenamiento, como ataque, como embestida, como pérdida de derechos y garantías, como “control”.

Para Clarín y La Nacion es normal que el negocio del papel para diarios lo manejen ellos y que la comunicación audiovisual esté condicionada por la existencia de un par de grupos hegemónicos. Para ellos este el punto cero, el comienzo de todo, el Big Bang de la comunicación argentina, de ahí que nuestro principal desafío siga siendo el hacerle pensar y repensar a la sociedad que en rigor el país viene de mucho más atrás y que ese estado de libertad natural al que se aferran los dos principales diarios argentinos es el resultado de acciones políticas y hasta de entuertos poco claros en donde ellos mismos estuvieron seriamente involucrados como sin ir más lejos el despojo perpetrado a la familia Graiver de la empresa Papel Prensa mediante una clarísima connivencia entre La Nacion, Clarín y el gobierno del dictador Videla.

No es que Papel Prensa quedó en sus manos por una decisión divina, no es que Clarín controla una cantidad de medios audiovisuales, que está por encima de todas las legislaciones de los países que siempre se toman como ejemplo de calidad institucional, por arte de gracia o desarrollo natural de las cosas. Hubo un accionar tendencioso e incluso errores garrafales desde Casa Rosada como el del mismísimo Néstor Kirchner cuando propició a fines de su mandato la fusión de Cablevisión con Multicanal.

La historia viene de mucho antes y la necesidad de generar un marco lo más democrático posible de la comunicación es lo que nos lleva a sancionar leyes como la del papel para diarios y la de SCA que naturalmente van al corazón del poder empresario y simbólico del tándem Clarín/La Nacion. Por eso, más que discutir con ellos los términos de la “embestida”, hay que seguir trabajando para poner en los términos de mayor evidencia posible cómo se llegó a ese punto de partida que ellos toman como comienzo de todo, como punto de partida, como estado de libertad natural como orden de cosas óptimo.

Hay que seguir trabajando en esta línea porque es imposible democratizar la sociedad si no se democratiza la comunicación y fundamentalmente porque se pudo ganar una elección de manera fabulosa pero en un punto eso es coyuntural. Lo central es utilizar los dividendos de ese resultado como se lo ha hecho en estos días pero acompañar ese accionar con un despliegue superlativo en el ámbito del debate cotidiano en la base, porque es ahí donde no sólo ya ganamos varias discusiones sino donde hay que seguir garantizando la hegemonía, que sencillamente consiste en que la mayoría siga pensando que somos nosotros quienes más capacitados estamos para que al conjunto le vaya lo mejor posible.

Felicidades y si chupan, no manejen…

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